La historia del príncipe que ya no quiso a la princesa que había creado

Comenzamos como siempre, estúpidamente por el principio (malditas obviedades) hace dos meses que no escribo como quiero morir o cómo trato de vivir porque simple y sencillamente no quise decir nada, después de lo sucedido con el príncipe que ya no quiso a la princesa que había creado no tuve humor de nada.

Para empezar: otra vez me dejó, si y esta es definitiva, me harté de ser su princesa imperfecta y nada más que eso. Jamás fui lo suficientemente delgada para él, jamás fui lo suficientemente lista para su criterio, nunca comi poco para él… creo que nunca podré llegar a ser el hada con alas de cristal con la que él soñaba convertirme. Me cansé de todo y no estoy dispuesta a regresar.

Claro, no hablo de dejar todo atrás solamente por haber terminado con él. Aun me veo con temor en los espejos y todavía sigo con mi meta clarísima, pero él ya no está conmigo y con él se fue esa depresión maldita de no ser lo suficientemente linda y perfecta para un príncipe.
Algunas cosas han cambiado en estas ultimas semanas: para empezar tengo un nuevo amor, en mi defensa diré que no es nada parecido a un príncipe. Pero saben que ¡AL CARAJO! Ya no quiero otro príncipe en mi vida. Él es más bien como aquel poeta por quienes las princesas dejan sus nobles títulos, a partir de conocerlo he considerado con mucha seriedad el hecho de dejar mi corona pero la reina gélida es algo intrínseco en mi. Imposible dejarla, además hay una parte de mi que se odia a más no poder… como siempre yo, la que no le teme a nada excepto a su reflejo.

Por estos días debo actuar más o menos “normal” al menos hasta el lunes que comienzo el ayuno total... espero cumplir mi meta de ayunar durante 15 días, pronto contaré como me fue

Besos de Sibutramina